lunes, 6 de septiembre de 2010

Enseñanza del maestro Miles

Las enseñanzas de vida en general apestan. Dan la sensación de fórmula barata, perfecta y fácil, que todos sabemos que no existe, y que te va a resolver todo (si...toooodo) en lo que tardás en leer un párrafo de una veintena de líneas. Las enseñanzas de vida apestan mucho más cuando vienen en un email en cadena.


Muchas veces, esas enseñanzas de vida vienen de gente que tiene, o tuvo, una vida desastrosa. Esas tienen mejor olor, porque el hecho de saber de quien salen, permite pensar que la fórmula no es infalible, tampoco es aplicable a todos los ámbitos de una vida y suena menos a chamuyo. Sólo como una ensañanza. A secas. Parcial.
Tomarla o dejarla. Igual a la vida no la resuelve.


Esta viene de Miles Davis. Trompetista genial y persona complicada, según dicen.


Yo tenía un susto de muerte. Grabamos todo el día y Miles no me dijo ni una palabra en todo aquel tiempo. Luego comenzó a boxear conmigo en broma, así que cobré coraje y le pregunté qué pensaba sobre lo que yo había tocado. El dijo: "ha estado bien". Mi orgullo se interpuso y dije: "bien? Lo he tocado todo a la perfección". Y él respondió: "ese es el problema. El brillo surge de tus errores; así es como se descubren cosas nuevas. Y la única manera de cometer errores es ampliarse y correr riesgos. Si tú tocas sobre seguro, jamás progresarás". También añadió: "la música es como una conversación. cuando toques el bajo, haz una pregunta; luego aguarda un momento y respóndela"

(testimonio del bajista T.M Stevens en Miles Davis. La biografía definitiva, de Ian Carr)

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